Eran como dos gotas de agua Fueron separadas al nacer. Luna creció siendo millonaria, Sara no tenía ni pa’ comer, Luna siempre a colegios de pago Mientras Sara pronto tuvo que ejercer. Y mientras una limpia lavabos, La otra compra bolsos de Chanel, Sara con grandes esfuerzos Conseguía a duras penas cursar una enfermería, Mientas Luna y sus excesos Acababa con sus huesos siempre en la comisaría.
¡Qué caprichoso el destino! Luna tuvo un accidente Y acabó en el hospital Donde Sara hacía unos días Que empezaba a trabajar. Cuando de repente Sara, Que empujaba la camilla, Se dio cuenta que era igual Que aquella ensangrentada niña. La llevo hasta el quirófano Pero no pudo pasar Y llorando, nada más salir, Se puso a investigar.
Efectivamente, eran hermanas, La madre de Luna confirmó Que el día que fueron a buscarla Tuvieron que elegir entre dos. Luna está muy grave y necesita Urgentemente un trasplante de corazón. Cuando Sara supo la noticia, Algo en su cabeza se rompió. Sara está sola en su casa Mientras piensa en el vacío Que siempre había sentido, Y aunque no la conocía, Empezó a escribir la carta Que encontró la policía:
«Para mi hermana querida. Aunque pienses que estoy loca, Yo sí me acuerdo de ti, Desde el vientre de mamá No pude estar más junto a ti. Si estás leyendo esta carta, Es que todo salió bien Y después de tanto tiempo Estamos juntas otra vez. Cuídanos, hermanita, Yo siempre quise morir Cuando fuera viejita, Igual que nací, junto a ti».
Luna ya se está recuperando, Sus padres deciden que ya es La hora de contarle quién le ha dado Lo que late dentro de su piel. Pero no encuentran bien las palabras, Se miran el uno al otro con temor, Deciden entregarle la carta Que antes de morir Sara escribió. Pero cuál fue su sorpresa Cuando Luna dice: «No hace falta que me contéis nada Porque sobran las palabras, Sé que el corazón me lo ha dado… Mi hermana Sara».